Una situación injusta por donde se la analice


Comenzando por ignorar totalmente la existencia de un afectación del lugar a otra institución como es el ISFT Nº 75 hasta no escuchar las voces que hablan del trabajo realizado allí, el uso que se le dió, y lo que representa en el plan de desarrollo del lugar... podemos ponernos en la consideración del otro y afirmar que también es injusto para otros establecimientos educativos que pelean por sus propios espacios u otros clubes de menor trayectoria que no pudieron mantener sus bienes en los 80 y los 90 o tienen que relegar o relegaron proyectos porque no tenían el aporte que hoy se le hace gratuitamente al Club Santamarina.
Cuantos de estos Clubes toman la decisión de no participar en ligas, torneos o categorías deportivas porque ese financiamiento lo necesitan para mantener su infraestructura y en algunos casos pagar alquileres de canchas de su actividad más importante.

Todos sabemos el despliegue de fondos necesarios para estar en altos niveles de competencia y que eso necesariamente condiciona el desarrollo de un Club. Aquellos que han optado por este riesgo son concientes y viven con sus consecuencias. Aunque esta cesión al Club Santamarina parece burlarse de todas esas dirigencias.

Aún considerando la historia previa a la quiebra del Club Rámón Santamarina, el Club más rico de la ciudad, que necesita un espacio para reconstruírse...  creemos que es injusto para los socios hacerles creer que en Sans Souci pueden cumplir sus sueños. Esta cesión es un comodato a 5 años renovable, que puede ser terminado por la decisión de un funcionario en el futuro. Las dirigencias pasan y los gobiernos cambian y si hasta ayer la comunidad de Sans Souci consideró imposible que esto sucediera... mañana puede sucederle lo mismo a un montón de socios ilusionados en el renacer de una institución centenaria.  Es más, pensar que un comodato puede extenderse indefinidamente es sumamente contradictorio porque ya no sería un comodato sino una expropiación de bienes públicos... así que tarde o temprano se va a terminar, volviendo a dejar al Club en la misma precaria situación que hoy día.  Con el daño adicional que si lograron generar pertenencia, esta vez el desalojo se va a sentir aún más que la pasada ocasión de pérdida.

Esta decisiones generan injusticias... el Club Santamarina merece ser también reconstruído en lo material, pero el predio Sans Souci no nos parece el lugar adecuado, en especial si es a expensa de una institución educativa y un proyecto para la ciudadanía.